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martes, 6 de noviembre de 2012

Coito, coito, coito... ¿y todo lo demás... qué?


Coito, coito y coito.. ¡¡parece que la penetración vaginal con el pene tiene que estar presente en todas las relaciones sexuales!! Parece que el resto de las prácticas -besos, caricias, abrazos, sexo oral, masturbación...-son un simple preludio para "ponernos a tono" antes de la penetración; de hecho, a estas prácticas se las conoce como "preliminares" ¡Preliminares al coito!

¿Por qué esto es así? ¿Dónde está escrito que la penetración tenga que ser el fin último de una relación sexual? Ojo, no decimos que no pueda serlo, pero no tiene por qué serlo obligatoriamente. La penetración vaginal ha sido, a lo largo de la historia, la práctica más extendida pues es con la que se produce la fecundación. Así, cuando conocemos a una nueva pareja sexual todos asumimos que esa persona realiza el coito y que le gusta; por el contrario, no asumimos -al menos no de la misma manera- que a todo el mundo le guste practicar el sexo oral o el sexo anal.

Tenemos tan interiorizado que vamos a realizar el coito que, si no lo hacemos y realizamos otras prácticas, parece que nos falta "algo"; de hecho, la expresión mantener relaciones sexuales completas alude exclusivamente a la penetración vaginal con el pene. ¿El resto de prácticas no son completas?

Vivimos en una sociedad coitocéntrica, es decir, el coito es lo más importante y la parte central de cualquier encuentro sexual. Esto puede ser maravilloso si nuestra práctica preferida es el coito, pero... ¿y si no lo es?

Aunque pueda parecer sorprendente, a muchas personas no les gusta realizar el coito, no les produce una gran excitación sexual o no pueden llegar al orgasmo de esta forma. Por ejemplo, la gran mayoría de las mujeres necesitan la estimulación del clítoris para llegar al clímax y no pueden llegar únicamente con la penetración. Por otro lado, muchos hombres no encuentran suficiente presión en el pene cuando lo introducen en la vagina de su pareja.

Pensemos, reflexionemos, cuestionemos, pongamos en duda por qué realizamos unas prácticas y no otras, qué es lo que nos gustaría hacer, qué nos da más placer... ¡y pongámoslo en práctica! No nos dejemos llevar por lo que se supone que debemos hacer, por lo que creemos que la otra persona espera o por lo que la sociedad dice sobre cómo tiene que ser un encuentro sexual. ¡Decide sobre tu sexualidad!

Ana Lombardía.



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2 comentarios:

  1. Una gran realidad, que en ocasiones deriva en muchos problemas en la relación sexual de las parejas, debido a las ideas erróneas y los prejuicios al respecto. ¡Muy buena la entrada!

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